JAQUES DERRIDA “LA DECONSTRUCCIÓN”

 


Contexto

Jacques Derrida nació el 15 de julio de 1930 en El Biar, Algeria, que en aquel momento era una colonia francesa. Hijo de padres judeoespañoles y educado en tradición francesa desde muy temprano. En el año de 1949, luego de la Segunda Guerra Mundial, intentó ingresar a la École Normale Supérieure, en Paris, Francia. Pero, fue hasta el año de 1952 cuando logró acceder, luego de repetir por segunda vez el examen de admisión. Se formó en un clima intelectual donde varios de los filósofos más representativos del siglo XX estaban en auge. Por ejemplo, Deleuze, Foucault, Barthes, Sartre, Simone de Beauvoir, Merleau-Ponty, Lyotard, Althusser, Lacan, Ricoeur, Levi-Strauss o Levinas.

Derrida trabajó muy de cerca con algunos de ellos, y así mismo se mantuvo crítico hacia varias de sus propuestas. Por ejemplo, realizó lecturas importantes sobre los trabajos de Levinas y Michel Foucault, a quien le criticó su interpretación de Descartes. Así mismo, desarrolló su obra en el que fue el siglo del desarrollo y auge de la fenomenología. Derrida se formó muy cerca de su máximo exponente, Edmund Husserl. Posteriormente especializó en la filosofía de Hegel junto con Jean Hyppolite y Maurice de Gandillac, de la mano de quienes realizó una tesis doctoral en 1953 sobre “La idealidad del objeto literario”.

En los siguientes años su obra se volvió muy extensa y compleja, mientras que se desempeñó como docente de filosofía en la Universidad de la Sorbonne de 1960 a 1964, época en la que comenzó a escribir y publicar numerosos artículos y libros que abordan temas bastante diversos. Posteriormente se desempeñó también como profesor en su alma mater, la École Normale Supérieure y la École des Hautes Études en Sciences Sociales, todas ellas en Paris. Así mismo fue profesor invitado de distintas universidades alrededor del mundo, entre ellas la Universidad de Yale y la Universidad de California.

Relevancia y aportaciones a la educación

 Jacques Derrida es reconocido entre otras cosas por haber desarrollado la “deconstrucción”, que hace referencia a un acto bastante complejo cuya interpretación y aplicaciones pueden ser muy distintas, y que no obstante ha marcado la producción filosófica de buena parte del siglo XIX y XX.

A muy grandes rasgos Derrida utiliza la deconstrucción para examinar críticamente los paradigmas conceptuales en los que se ha asentado la sociedad occidental desde los inicios de la filosofía griega hasta nuestros días.

Dichos paradigmas están fuertemente cargados de un elemento particular: dicotomías (oposiciones jerárquicas entre dos conceptos), lo que han generado pensamientos y comprensiones binarias sobre los fenómenos del mundo y sobre los seres humanos. Así como también han generado formas de identificación y de construcción de subjetividades determinadas.

Al ser oposiciones jerárquicas, tienen como consecuencia que entendamos uno de los dos fenómenos de la dicotomía como el fenómeno primario, o el fundamental, y el segundo como un derivado. Por ejemplo, lo que pasa en la clásica distinción entre la mente y el cuerpo; la naturaleza y la cultura; lo literal y lo metafórico, entre otras muchas.

A través de la deconstrucción, Derrida hizo visible y operativa la forma en la que la filosofía, la ciencia, el arte o la política han emergido como resultado de estas oposiciones, lo que entre otras cosas ha tenido efectos en términos subjetivos, y en la experiencia y organización social.

Y lo hizo visible y operativo principalmente a través de examinar las contradicciones y las tensiones entre estas jerarquías (tanto si se presentan de manera explícita como implícita), así como analizando sus consecuencias en términos de construcción de significado.

Precisamente, lo que se deriva de esto último es la sugerencia de que los paradigmas en los que nuestra sociedad se han asentado no son naturales, inamovibles y tampoco necesarios por sí mismos; sino que son un producto o una construcción.

La deconstrucción nace junto con la imposibilidad de cerrar, de decidir, concluir, elementos que serían fundamentales para un equilibrado sentido de la autoridad política en el mundo educativo de una democracia. No hay legitimidad educativa sin estos elementos. El centro y el margen, el yo y los otros, son realidades diferenciadas a partir de las que se puede educar a una persona en un equilibrado multiculturalismo, el cual sería imposible de fundamentar desde el pensamiento de Derrida.

Del puro diferir, aspecto toral de la deconstrucción, sólo puede provenir un concepto de autoridad educativa basado en lo relacional, sin la existencia de absolutos morales. Algo tan difuso e impreciso como lo que Binghan [45], siguiendo el pensamiento de Derrida, define como: educar en la autoridad a partir de la literalidad. Por eso, en Derrida, al igual que en Nietzsche, es imposible apreciar un concepto de obediencia social sólido aplicable a una pedagogía democrática, ya que ambos difunden la exaltación irrestricta de la rebeldía y abren la interrogación ante la legitimidad de cualquier autoridad política basada en la participación del ciudadano en el bien común.

 

 

Actualidad

En tanto que Derrida desarrolla esto a partir de la crítica literaria, la deconstrucción aplica en inicio para el análisis del texto. Un ejemplo es la oposición entre el discurso y la escritura, donde se comprende al discurso como el elemento primordial y el más auténtico. Derrida muestra que en el discurso está presente la misma composición que se asocia tradicionalmente a la escritura, al igual que la posibilidad del equívoco.

Al develar las contradicciones en la estructura de composición, se muestra la imposibilidad de crear términos que sean primordiales, y por lo tanto jerárquicos, con lo cual puede haber posibilidad de hacer una reestructura.

Para Derrida, el significado de una palabra es una función que tiene lugar en el contraste que se muestra al relacionarla con otra. De esto se desprende que el significado nunca se nos revela por completo, ni “verdaderamente”, como si la propia palabra fuera el objeto que nombra en sí mismo. Más bien se trata de sentidos que compartimos después de una larga e infinita cadena de significados contrastados entre sí.

 

Relación con el sistema educativo mexicano

En el sentido de que en la deconstrucción permite una crítica de los paradigmas conceptuales actuales aparentemente terminados, dentro del Sistema Educativo Mexicano comienza un cambio de paradigma en los planes de estudio de educación básica con respecto a la apertura de contenidos acordes a las características y necesidades socioeconómicas siendo de alguna forma un currículo indeterminado que permite la deconstrucción del mismo currículo.

 

Desde el ámbito de la evaluación docente también se han ido modificando algunas estructuras administrativas o requisitos para la aplicación de los instrumentos de evaluación, dando prioridad a los contextos educativos en que se desempeña el docente, permitiendo así una deconstrucción de las condiciones laborales para determinar su impacto en su desempeño docente, cuando anteriormente se evaluaba a los docentes sin importar las diferencias contextuales, dando así un resultado de la una realidad aparente.

 

Bibliografía

Disponible en: https://psicologiaymente.com/biografias/jacques-derrida

disponible en: Jacques Derrida: perspectiva y actualidad de la antimetafísica nietzscheana en la educación para la ciudadanía on JSTOR

 

 


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